Saturday, November 04, 2006

Los Cuentos de Luis A. Miranda: Un Resumen de la cuentística colombiana de todos los tiempos. Por Denzil Romero.

Palabras pronunciadas por el escritor venezolano Denzil Romero, durante la presentación del libro Nosotros los de Entonces… en la Biblioteca Principal del condado Broward, Fort Lauderdale, el 14 de Noviembre de 1998.

Luis Alberto Miranda es un periodista y escritor colombiano (Santafé de Bogotá) descendiente del precursor Miranda por la vía del joven Leandro, quien vivió en la Nueva Granada bajo la protección del presidente Libertador Bolívar; residenciado él desde hace años en estos predios condales de la Florida. Aparte de sus múltiples notas y notículas de prensa, reportajes, crónicas y artículos de opinión dispersos en periódicos y revistas, nos había dado a leer su opúsculo poético Exilios, Soledades y Deseos –
de intenso vuelo metafórico y bien sentida preocupación vital, y
un par de libros de ensayos La Problemática latinoamericana y
La Interpretación de los Sueños y una biografía del pintor Gustavo
Duque bajo el título de Condenado al éxito.
Ahora para beneplácito nuestro, nos entrega una excerpta
de cuentos bajo el título genérico de
Nosotros los de
entonces, hermoso título sacado del “Poema 20”de Pablo Neruda, para una formidable colección que esperamos lo comprometa
definitivamente con el hecho creativo de ficción a fin de seguir
enriqueciendo la trayectoria cuentística de su país de origen; desde
los días del antioqueño don Tomás Carrasquilla (1858-1940) con su formidable relato Sentado a la diestra de Dios Padre (1897) y sus libros El Padre Casafús (1914) y de Tejas Arriba (1937) hasta hoy, magnificada por el puntal cimero delaracataquense Premio Nobel Gabriel García Márquez y sus imponderables Isabel viendo llover en Macondo, La siesta de los martes o En este pueblo no hay ladrones, entre otras joyas de antología, y la cual tradición se completa a riesgo de caer en el catálogo homérico de las naves o en el no menos exhaustivo de Hesíodo con la genealogía de los dioses; a riesgo de caer en el catálogo, digo, se completa con nombres tan meritorios como los del siempre recordado Jorge Zalamea con su imponderable El Gran Burundú Burundá ha muerto; y el del bogotano Hernando Téllez (1908-1966) autor de Sangre en los jardines, Tiempo de Verano, y Cenizas para el Tiempo, y el de la muy distinguida dama-escritora Elisa Mujica (1920), y los del eximio narrador y amigo don Pedro Gómez Valderrama (1923-1993), nunca suficientemente reconocido y estudiado, o el del también por mi grandemente estimado Manuel Mejía Vallejo (1920-1998); o los de Alvaro Cepeda Samudio (1929-1972), Eutiquio Leal (1928-1997), Gonzalo Arango (1931-1976), Plinio Apuleyo Mendoza (1932), Darío Ruiz Gómez (1936), Nicolás Suescún (1937), mi dilecto amigo Germán Espinoza (1938) y ArturoAlape; Hector Sánchez (1940) y Jairo Mercado (1941); Fanny Buitrago, mi querida ‘Fanucha” (1946), autora de La otra gente y Bahía Sonora o el Oscar Collazos (1942) de El lento olvido de los sueños y No exactamente como una película de Luis Buñuel, David Sánchez Juliao y Luis Fayad (ambos nacidos en el año 1945); Policarpo Varón (1941), y Gustavo Alvarez Gardeázabal (1945); el jacarandoso Umberto Valverde (1947) de Bomba Camará y el malogrado Andrés Caicedo (1951-1977) de Viva la música; Marco T. Aguilera Garramuño (1949) y Germán Santamaría (1950), y la aquí presente Freda Mosquera, autora del libro Cuentos de Seda y de Sangre de marcada pasión femínea e impecable escritura; todos autores de una narrativa corta que se va perfilando de manera progresiva como una de las más pujantes en el ámbito de la lengua española. Una narrativa, la colombiana, que fue neo-clásica en sus principios; romántica, después; costumbrista a ratos; a ratos cargada de protesta y crítica social, hasta traspasar el lastre del cerco nacionalista y consagrarse en el plano internacional.
Ahora nos topamos con este Luis Miranda, incansable amigo
nuestro hace una década, dedicado de manera ininterrumpida al periodismo informativo y de opinión y a la promoción cultural y al enaltecimiento de las minorías hispánicas, ya no tan minorías, en este crisol mirífico de razas y tendencias culturales que es el mundo
estadounidense de hoy. Los cuentos de Luis están pensados y
escritos en términos de lenguaje, desde la palabra y la memoria,
cargados de una cierta añoranza temporal y de una compleja
variedad de preocupaciones ético-estéticas; y que bordean con
igual galanura lo fantástico, el realismo de la cotidianidad inmediata, la crítica política y social, la penetración psicológica de los personajes y la perfección formal.
Los cuentos de Luis Miranda están perfectamente bien escritos.
Cuentos como Nosotros los de Entonces... Margarita, está linda..., Levántate Lázaro, Yo no he visto a Linda, Una procesión para tu Muerte, y todos los demás que conforman el libro, se le quedan a uno en el recuerdo, entre otras muchas razones, porque son raigalmente humanos, secuencias de una y la misma vida biografiada, autobiografiada o pseudoautobiografiada con deformada autenticidad donde personajes como Mambo Loco, Viejo Mincho, Maria Bonita, el compañero Argemiro, La Linda y la Margarita parecen estar anclados dentro de nuestra propia mismedad.
Sirva este buceo por el trasfondo de la cuentística colombiana
para celebrar la aparición de un formidable nuevo narrador. Como decía el recordado poeta de mi país Víctor “Chino” Valera Mora, ya fallecido: “Cuando aparece un escritor o un poeta cabales tenemos que alegrarnos porque somos muy poquitos”. Por eso esta tarde, amigas y amigos, es tarde de alegría. Contamos con un nuevo y brillante narrador edito en el firmamento ficcional latinoamericano; un narrador integral que sabe convivir con idéntica destreza en el temor, el desasosiego, la resignación y la melancolía y que no vacila en poner su sello personal a lo narrado con énfasis particular en la sensualidad y el erotismo, la meditación sobre el tiempo y la muerte, el ejercicio imaginativo y la alegría vital, no importa si mediatizada en algunos momentos por una ola de airado pesimismo.
Por ese motivo, amigas y amigos, vale la pena que
celebremos.
Muchas Gracias....

Denzil Romero
Autor de “La Tragedia del Generalísimo” y otras diecisiete novelas, entre otros textos. Ganador de varios premios internacionales entre ellos el prestigioso “Casa de las Américas” de Cuba y “La Sonrisa Vertical” de España.

1 Comments:

At 5:01 PM, Blogger Baakanit said...

"Los cuentos de Luis Miranda están perfectamente bien escritos.
"

Existirán cuentos perfectamente bien escritos?

Saludos

 

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